miércoles, 29 de junio de 2011

9 de julio de 1816: Declaración de la Independencia Argentina (8)

Hagamos un repaso y una nueva aproximación a los principales sucesos pre-independentistas:

(8) EN BUSCA DE UNA CASA DONDE DECLARAR LA INDEPENDENCIA

En 1810 estalló, en el Virreinato del Río de la Plata, la Revolución de Mayo, que dio origen a las Provincias Unidas del Río de la Plata pero, si bien el objetivo de la mayor parte de los revolucionarios era llegar a la Independencia de esas provincias, éstos decían actuar en nombre del rey Fernando VII, cuya soberanía reconocían.

Desde fines del año 1810 existió la Junta Grande, un cuerpo colegiado, formado por representantes de todas las ciudades del ex Virreinato, que asumía los poderes legislativo y judicial. Fue disuelta por orden del Primer Triunvirato, formado por ella.

El Primer Triunvirato ordenó la reunión de una Asamblea general de los pueblos –es decir, de las ciudades virreinales y sus jurisdicciones– en la ciudad de Buenos Aires. No obstante, apenas la Asamblea intentó legislar sin someterse a la autoridad del Triunvirato, fue disuelta sin miramientos.

El Segundo Triunvirato, que gobernó desde octubre de 1812, ordenó y logró la reunión en Buenos Aires de la llamada Asamblea del Año XIII. Su título oficial era Asamblea General Constituyente, y se esperaba de ella que declarara la independencia de las Provincias Unidas y sancionara una constitución. De hecho, si bien ejerció actos propios de un poder legislativo de una nación soberana, nunca sancionó constitución alguna y siguió conservando para la diplomacia el reconocimiento soberano del rey Fernando VII.

La Asamblea disolvió el Triunvirato a fines de 1813, reemplazándolo un ejecutivo unipersonal, cuyo titular ostentaba el cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En abril de 1815, el director supremo Carlos María de Alvear fue derrocado por una revolución en la capital, y la Asamblea fue disuelta.

En lugar de Alvear, el Cabildo de Buenos Aires eligió al general José Rondeau, que ejercía su cargo desde el norte del país, y a un Director Sustituto en la capital. Provisionalmente, el poder legislativo fue ejercido por una Junta de Observación, nombrada también por el Cabildo.

Esta Junta sancionó un "estatuto provisional" el 5 de mayo de 1815, que regiría los actos del Director Supremo y de los gobiernos de provincia. En la práctica, el Estatuto nunca llegó a tener vigencia efectiva, pero merece ser recordado por su artículo número 30, que establecía que el Director,
”...luego que se posesione del mando, invitará, con particular esmero y eficacia, a todas las ciudades y villas de las provincias interiores para el pronto nombramiento de diputados que haya de formar la Constitución, los cuales deberán reunirse en la ciudad de Tucumán.
Esa convocatoria fue hecha por el Director Supremo sustituto, en la segunda mitad del año de 1815, y los diputados fueron electos en las últimas semanas de ese año. Cada provincia eligió un diputado cada 15.000 habitantes.

La elección de la ciudad de Tucumán se debía a los problemas que había tenido que enfrentar la Asamblea del Año XIII por la negativa de los federales de someterse a la influencia porteña. De hecho, en las famosas instrucciones del año 1813, los representantes orientales habían exigido que el gobierno no se estableciese en la ciudad de Buenos Aires. El Estatuto había sido redactado bajo la impresión de una revolución hecha en alianza con los federales, y la Junta había cedido a esa exigencia. De todos modos, ésta eligió reunir el Congreso en Tucumán, una ciudad muy lejos de la influencia de Artigas, explicando que era porque ésta quedaba aproximadamente en el centro del ex Virreinato, además de estar protegido por el Ejército del Norte, cuyo cuartel general estaba en esa ciudad.
Las sesiones se iniciaron el 24 de marzo de 1816, con la presencia de 33 diputados. Para las sesiones se alquiló una casa, propiedad de Francisca Bazán de Laguna, declarada Monumento Histórico Nacional en 1941 y que pueden contemplar en la siguiente imagen: 

Casa de Tucumán - Casa de la Independencia Argentina

Varios territorios de las provincias del Alto Perú, que habían pertenecido al Virreinato del Río de la Plata, no pudieron hacer llegar sus representantes por haber sido reconquistados por los realistas. Tal fue el caso de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra y Potosí. 

De las provincias de la Liga Federal, la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe, no enviaron sus representantes, por estar de hecho en una situación de guerra civil con el gobierno central. Sólo la provincia de Córdoba –que también se consideraba miembro de la Liga, pero no estaba aún en guerra con el Directorio– envió sus representantes, todos ellos de clara inclinación hacia el federalismo. Por su parte, el Paraguay había declarado su independencia, tanto de España como de las Provincias Unidas.