domingo, 16 de diciembre de 2012

Entrega nro. 81


Adentrados en la ciudad de Buenos Aires, los ojos inquietos de Felipe despedían las últimas lágrimas. Avanzaban por avenida Cabildo, en el barrio Belgrano, a muy pocas cuadras del hogar de Teresa, la mujer que Segundo había buscado hasta encontrar. Un artefacto explosivo se desvivía por estallar y atentar contra las vidas de un chofer que ya tenía acalambrado el pie de tanto acelerar, y un padre endiablado que sólo le importaba ajusticiar la muerte de su hija. Un semáforo los detenía poco antes de penetrar el viaducto Carranza.