lunes, 29 de agosto de 2016

EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #231)


Me ponía de pie, trastabillando como un ebrio. Había perdido el equilibrio pero intuía que en buen momento me había librado de tan apestoso y desgraciado maleficio. Mi lengua ya no padecía esos insulsos gusanos que me habían dejado perplejo. Tal vez había cogido por error una ofrenda a los espíritus. No había tiempo para lamentos. Tenía que ser intrépido. La luz misteriosa se despegaba del suelo formando un rostro humano que me dejaba patitieso. Medía no menos de cinco metros de diámetro. Su aspecto era horrendo. Por momentos se desdibujaba pero cada vez que reaparecía me mataba de miedo. Sin dudas estaba en presencia de un espíritu perverso. Si me quedaba tieso podía terminar muerto.