jueves, 22 de septiembre de 2016

EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #259)


Y ahí estaban ellos, mi entrañable amigo de los maullidos inequívocos, el mono travieso, mi chica de los sueños, el niño de los sortilegios, el potro tan tozudo como compañero, y esa ave rapaz que, dando chillidos pacíficos, revoloteaba alrededor del zángano de los encuentros repentinos. Me alegraba verlos de nuevo. Sin ellos no era nadie. Apenas un animal sin sueños. Felizmente tiraba mi pecho al suelo para regalarle un beso polvoriento. Había cambiado demasiado.