sábado, 10 de septiembre de 2016

EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #244)


Había llegado. Entre nosotros una liebre pasaba de largo, cual guepardo. Nada ni nadie le seguía, ni siquiera el viento que tanto estaba necesitando, porque me estaba ahogando. Se metía en unos pastos altos. Le perdía el rastro. Volvía a girar el cuello. Me arrodillaba para tocarlo. Repentinamente el niño comenzaba a sufrir espasmos. Sus miembros se agitaban con movimientos rápidos, como si estuviera siendo electrocutado. Tenía pánico. ¿Cómo no tenerlo? Si su piel adquiría un color morado. ¡Vaya momento, el espíritu salía de su cuerpo! Encima el niño abría los ojos, murmurando algo. Increíblemente lo estaba expulsando.