sábado, 10 de diciembre de 2016

EL IMPERIO DEL SOL (EPISODIO #305)


Con cierto recelo, manoseábamos los cuernos del gran cabrón, pero yo ocultaba mi temor. Él se dejaba tocar, lo cual representaba un claro gesto de estimación. Cerrando sus ojitos se entregaba a nuestra devolución, como si la hubiese estado deseando desde que nació. Tal vez nadie le había prestado atención, más allá de las cabras trepadoras a quienes, sin duda, ya había copulado en más de una ocasión. Su cabeza peluda seguía gacha en señal de aceptación. «Ves, Sofía, los seres humanos solemos formar una opinión». Ella no respondía, tan sólo se limitaba a asentir con la cabeza mientras acariciaba los cuernos del dichoso cabrón. Por mi parte tenía ganas de tocar la barba de su mandíbula inferior. No lo hacía, podía tomarlo como una provocación. Por cierto la miraba con demasiado cariño pero no me preocupaba porque él olía peor que yo.