domingo, 8 de enero de 2017

EL IMPERIO DEL SOL (EPISODIO #321)


El insecto horrendo accedía a mis labios agrietados. Claramente me estaba deshidratando. Percibía sus patitas. No me causaba rechazo. Tampoco me daba asco. El mono que llevaba dentro había despertado. La naturaleza lo había reanimado. Abría la boca. No quería hacerle daño. Mucho menos tragarlo. De un soplido frenético me deshacía del contacto. Lo perdía de vista en el pasto. En realidad yo estaba jugando. No teníamos libros, ni nada que nos hiciera pasar el rato. A fin de cuentas ella hacía lo mismo: jugaba con el tacto. Nos necesitábamos, pero Sofía tenía mi amor, y además me estaba llamando. Ya estaba descansado. Poniéndome de pie, caminaba como un pato.