miércoles, 11 de enero de 2017

EL IMPERIO DEL SOL (EPISODIO #322)


Me sentía derrengado, pesado, como si en la espalda cargara todos esos pecados que jamás había soltado. Mi princesa estaba ubicada a una veintena de metros, con su cabello lacio y enredado, entre unos pastos espigados con extrañas flores en lo más alto de sus tallos. Soportábamos demasiados días sin bañarnos. Necesitaba encontrar algo, aunque sea un charco. No importaba que un reptil sanguinario me amputara un brazo. Me urgía despegar esa mugre grasienta que como un tatuaje se pegaba a mis tejidos cutáneos, hasta en los espacios menos pensados. La vida me estaba enseñando a conformarme con lo mísero y limitado. Respirábamos.


Nota: déjame en paz, enfermo mental.