domingo, 22 de enero de 2017

EL IMPERIO DEL SOL (EPISODIO #330)


Cinco pasos, seis, tenía taquicardias. Ocultándome detrás unas plantas tan verdosas como la valiosa esperanza que me animaba, bajaba la mirada. Allí podía ver un cauce artificial para conducir agua, de unos cuatro metros de ancho, delimitado por terraplenes que me doblaban en altura, pero en su interior había mujeres, preciosas, eran seis en total, todas treintañeras, de ojos rasgados, mediana estatura y piel oscura, dándose un baño en el manso discurrir de las aguas que, hacia mi izquierda, bajaban. Sus cabellos eran lasos y azabaches. Tenían aspecto de indias. Sus aquilinas facciones delataban que eran incas. Los labios eran prominentes. Los pómulos, salientes. El agua les llegaba a la cintura. Sus pechos estaban en forma. Mientras tanto el gato ronroneaba, soportando mis manos sudadas que le presionaban la cara para impedir que maullara. Me oxigenaba. Buscaba mantener la calma. No hablaba.