sábado, 15 de julio de 2017

UNA BÚSQUEDA DESESPERADA (EPISODIO #364)


Avanzábamos con lentitud, a través de un sombrío paso subterráneo, de unos tres metros de ancho por dos de alto, que a medida que lo explorábamos se ponía más frígido y menos hospitalario, pero el haz seguía firme en su sitio, proyectando su luz sobre una pared situada a unos treinta pasos, los venía contando, y también estimando, como si no le atormentara habitar un oscuro y solitario ambiente subterráneo. Durante los momentos de oscuridad hay que concentrarse en ver la luz. Y si no está hay que imaginarla. Para nuestra calma no había murciélagos ni otros bicharracos que pudieran fulminarnos de un infarto.