sábado, 29 de julio de 2017

UNA BÚSQUEDA DESESPERADA (EPISODIO #374)


Pero tal vez el búho había apagado la luz para que me quedara quedo, como un yuyo solitario en los márgenes de un indómito desierto, con las nalgas reposadas en el suelo polvoriento, junto al gato, mi entrañable compañero. La oscuridad era absoluta. Quizá lo más parecido al vasto universo. Nadie podía vernos. Eso sí, si Astor maullaba, podíamos acabar en manos de esos forasteros. Nos quedábamos quietos, como dos murciélagos.